lunes, 14 de abril de 2008

Pulp

Esto es experimental, así que comentarlo por huevos. La gracia está en que cuando salga una canción en el relato le deis al play en el vídeo de youtube correspondiente. Que ya es hora de que los libros también tengan banda sonora, y que lo de leer en silencio no va con todo lo escrito.

Aparqué el coche en la entrada del Waffle`s de la milla 155 de la interestatal. A penas eran las diez de la mañana y ya se empezaba a notar que haría un calor de mil demonios. Entré en la cafetería. No se puede diferenciar un Waffle`s de otro,podría estar en un estado diferente y ni me enteraría. Las camareras vestían un uniforme rojo bastante provocativo con un mandil blanco en el que estaba dibujado el logotipo de la franquicia. Sólo les faltaban los patines para parecer que estaba en un bar de batidos atrapado en los 35mm de Grease. El local estaba impoluto,sólo había un cliente sentado en una mesa junto a la cristalera que daba a la carretera leyendo el periódico con un café y unas tortitas. Me senté en una de las mesas del fondo, mirando hacia la puerta. Después de echar un vistazo a la carta se acercó la camarera y pedí un café bien cargado y unos gofres con sirope de chocolate.
Cuando empezé a comer escuché el sonido de la puerta. Entró un hombre de estatura media, con una chaqueta de cuero y unas Ray-Ban de concha. Se acercó a la gramola y después de meter veinte centavos empezó a sonar Stuck in the middle with you”. Me encantaba esa canción, es una de esas canciones que te obligan a ladear la cabeza y cerrar los ojos mientras susurras la letra.
Era la persona que estaba esperando. Se acercó a mesa en la que estaba sentado y se sentó en frente de mí. No dijo ni una sola palabra. Cuando la camarera se acercó a ofrecerle café simplemente hizo un gesto con la cabeza de negación. Sacó del bolsillo interior de la chaqueta un sobre y una cajetilla de Red Apple, encendió un cigarrillo y me acercó el sobre arrastrándolo con la mano sobre la mesa,tenía los nudillos blancos y pelados, y de una de sus muñecas colgaba una pulsera de plata.
Lo abrí y leí lo que traía escrito.Asentí y el hombre se levantó de la mesa, pagó mis gofres y el café y se fue. Terminé mi almuerzo, y salí al infernal desierto.Me subí en mi Cadillac, estaba hecho un desastre. El asiento del copiloto estaba lleno de envoltorios de hamburguesas, vasos de refrescos, cajetillas de tabaco vacías y más basura. Siempre pienso que tengo que limpiarlo, pero termino desistiendo y continuo acumulando basura.
Arranqué y tomé dirección oeste. Mientras entraba en el pueblo vi caminando por la calle a la persona que buscaba. Agradecí mi suerte por que las cosas se iban a simplificar mucho. Me acerqué despacio, y cuando lo vi claro comencé a acelerar poco a poco. Cada vez más rápido. Estaba a penas setenta metros y él estaba de espaldas, parecía que no se había percatado del rugir del motor de mi Cadillac que iba a casi cien millas por hora. Cuando estuve muy cerca y a gran velocidad, apreté la bocina de mi coche. Se giró y pronto se dio cuenta de que ese era el sonido de su fin.
Después de un fuerte golpe frené derrapando sobre el asfalto de aquel pueblucho. Paré el coche y me bajé. Me incliné sobre el cuerpo inmóvil y me aseguré de haber cumplido con mi trato. Volví a mi coche y arranqué los jirones de su camisa que habían quedado enganchados en la parrilla de mi Cadillac. Me subí en el coche, encendí un Red Apple y puse una cinta en la que tenía grabada una vez tras otra, para escucharla continuamente, You never can tell de Chuck Berry. Arranqué y me perdí en el punto que está entre el horizonte y la interestatal.


"Stuck in the middle with you"



"You never can tell"

2 comentarios:

David Aames dijo...

Gran relato mierdecilla, u never can tell!! Ambientarás mis westerns...

Bienvenida dijo...

Qué pop. Bastante funky y transportador. Muy bien.