Alejada de los rebuscados ritmos de décadas pasadas, de la pedantería de otros, o intentando evitar la irremediable muerte de un género musical al que le ha llegado su hora, tangerine es una canción sincera. Sin grandes propósitos, sin alardear. Simple. No guarda nada para el final, te da un estribillo medio descuidao, medio desafinado desde el principio. Te lo da todo. Sin esconderse cosas. El corazón. Más de esto.
Una idea: I was her love, she was my queen.
El verdadero arte empieza por transmitir a uno mismo.
Tengo que decir, que he puesto una versión adaptada. Un directo:
Para poder comentar el siguiente video he tenido que recurrir a las palabras de grandes personajes de la historia y escritores porque con las mías no podía.
Esta era la máxima que había dictado la vida del chaval:
El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse.
Diversos estudios demuestran que cuando una persona observa violencia durante mucho tiempo acaba acostumbrandose y se insensebiliza. Éste video echa por tierra todos los estudios de Harvard, Yale, La Sorbona, Cambridge y Oxford. A medida que aumentan los visionados aumenta el estremecimiento.
No sé quién es. Nos ha dado una lección a todos. De la gloria más inesperada, más virgen para un portero, de la anécdota que contar a sus nietos, de haber hecho historia, a ser el mayor gilipollas del mundo. En unas décimas de segundo.
Y ésto ya es la repera. Sacadle todo el jugo a estos vídeos por Dios. Que a nosotros nos llenan las tardes de sonrisas durante toda la universidad. Vedlos mucho. Es el humano liándola parda. Haciendo lo más noble y recibiendo una patada en la boca
Nunca seáis héroes en un atraco. Podéis acabar en chirona. Que la poli haga lo suyo. Tú a meter goles.
El árbitro, ese gran amigo del fondo de la barra del bar. Que llora desconsolado, porque cuando la caga no puede poner cara de pena y cae peor. Chulería.